¡Hola, joven manipulador! ¿Te gusta llevarte el ascua a tu sardina? Te pirras por demostrar al mundo que eres un líder carismático al nivel de Durruti, Ascaso o Montseny?
Pero resulta que te
has metido en una organización abierta, horizontal y asamblearia. O
quizá te falta carisma para imponerte al resto. ¡No te frustres!
Desde la asamblea también se puede hacer el mal e imponer
jerarquías, si sabes como manipularla.
Lo primero de todo es
que pregones a todo el mundo tu amor por la asamblea que decide lo
adecuado, no como otras que no están bien dirigidas. Recuerda que
nadie puede dudar de tu compromiso con la causa: seras el niño en la
comunión, la novia en la boda, el muerto en el entierro. En la
asamblea la voz principal. O tomador de actas, por si todo sale mal
poder dulcificar tu derrota, y si sale bien silenciar la disidencia
(en toda asamblea siempre cae un(a) jodid@ anarquista con argumentos
y ganas de consensos…¡pesadas son!).
Para manipular una
asamblea se precisa método, constancia (ser cansino), amigos (para
poder copar al enemigo) y buena voz. Hay que gritar e intimidar.
Práctica en el espejo tu mejor cara de indignación para, llegado el
momento, expresar lo inadecuado de los acuerdos que se pretenden
tomar sin tu permiso (o sabio consejo).
Las técnicas básicas
de manipulación serian:
1. Copar la asamblea. Básicamente consiste en llevarte los suficientes acólitos que te permitan copar a la disidencia con gritos, lamentos y, al final, sus votos. Recuerda la máxima: si tienes suficientes papagayos puedes terminar cualquier conflicto con un: “venga, vamos a votar”.
2. Gritar muy fuerte. E indignadísimo. Si consigues que se te hinche la vena de la frente y te pones rojo “estalino”, mejor. Así intimidas y acojonas a cualquiera que se atreva a contradecirte. Aquí gana el que más grita.
3. Pasilleo. Hay que procurar que el grueso de tu gente (tus papagayos y gente con criterios pero manipulables) sepa lo que tiene que decir, y si puede ser cuando tiene que decirlo (los tiempos son importantes). Si consigues que cuchicheen y se rían cuando habla el enemigo mucho mejor. Necesitas que tu postura sea la preeminente, y eso en una asamblea no preparada no se consigue. !¡Prepara a tu gente,alma de cántaro!
4. Prepara tu discurso. Documenta las debilidades del enemigo y, si falla todo, apela a los sentimientos, si hace falta llora en público. Los grandes líderes saben echar su lagrimilla cuando toca.
5. Si falla
todo, siempre puedes elaborar unas actas imaginativas. Con buena
prosa lo rojo es negro y el si es “quizá, o bueno, pero no”.
Recuerda hacerte cargo de las actas. Además, presentarte voluntario
a realizar tareas te dará buena fama.
Estas técnicas se
pueden y se deben usar en conjunto. ¡No dejes tu asamblea sin
manipular!
Todas estas técnicas han sido debidamente probadas en organizaciones probadamente horizontales.